La vida, el universo constantemente nos dan señales. ¿Por qué o para qué? La idea es darnos herramientas, recursos, las lecciones y personas que necesitamos para convertirnos en la persona que venimos a ser, en otras palabras, una mejor versión de la persona que hasta hoy somos. Es por esto que es muy importante poner atención y reconocer estas señales.
Si, por ejemplo, te despiden de un trabajo y lo que haces es lamentarte, desesperarte, quejarte, preguntarte; porque a mí?, etc. Aquí se te está dando una señal de que ahí donde estabas, aunque tú no lo veas así, no era el mejor lugar para ti y es el momento de buscar algo más, que tal vez este más acorde a lo que tu buscas. Si te permites ver la situación, así como una señal y aprovecharla en tu favor, esta y cualquier otra situación van a ser más provechosas para tu vida.
Si en algún momento o muchos momentos de tu vida te has sentido como que no tienes dirección, que vas por la vida como si fueras un papel que se lleva el viento, sin rumbo, sin control. Abre tus ojos, tu mente, tus sentimientos, a reconocer estas señales que te van a ayudar a encontrar ese control y dirección que todos queremos en nuestras vidas.
¿Cómo podemos darnos cuenta de estas señales?
1.- Bájale el volumen a tu ego: la vocecita que siempre nos está hablando es el ego. Y es normal que este ahí pues es parte de ser humano. En el entendimiento que yo tengo, no se trata de apagarlo totalmente, pelearse con él o ignorarlo; sino solamente de bajarle el volumen, hasta un punto que nos permita sentir nuestra propia esencia. Puedes empezar por dejar de tenerle miedo al silencio, simplemente cuando dejas de inquietarte o ponerte ansioso por el silencio, o que no estés desesperado por ver tu celular, checar los mensajes, ver un video, escuchar música, ponerte a jugar en el celular, etc. Se trata de lograr quedarte tranquilo, aunque todo este en silencio y que no estés haciendo nada, aquí es donde el volumen del ego comienza a bajar.
2.- Ponte atención a ti: Una vez que puedas sentirte tranquilo en el silencio pon tu atención en ti. Durante el día cada vez que puedas deja de poner tu atención en el exterior y enfócate en ti, familiarízate con las reacciones de tu corazón, sensaciones en tus manos, en tu estómago, observa, pero no lo pienses, siéntelo. En tus buenos o no tan buenos momentos del día, ¿que sientes?
3.- Quita tus ideas preconcebidas: No trates de verlo todo desde la posición del que sabe y entiende todo, no quieras analizarlo todo, porque esa es tu mente, pero no eres tú. Date la oportunidad de ver con los ojos de alguien que está empezando, que no sabe y quiere conocer, comenzaras a ver lo que realmente es y no lo que tú quieres ver, o tus patrones preestablecidos de pensamiento te dicen que es.
4.- Olvídate del tiempo: La idea o la sensación de que no tenemos tiempo, nos lleva a que muchas veces todo sea solo como por encimita, no profundizamos, pues nunca tenemos tiempo. Pero es una idea que debemos de soltar, para poder relajarnos. Si hay horarios que cumplir y desde un punto de vista práctico, no lo debemos dejar de hacer pues es parte de la vida como se vive ahora. Pero lo que podemos cambiar es la actitud, Si tan solo nos permitimos respirar hondo, soltar el cuerpo, regalarnos una sonrisa y pensar “todo está bien” (pero sintiéndolo y creyéndolo en verdad) poco a poco nos podeos ir relajando y poner más atención a todo; más atención a las personas que nos rodean, a los momentos que vivimos, los felices y los no tanto, comenzamos a notar cosas y situaciones que siempre habían estado, pero no las notábamos.
5.- Suelta el miedo: Llénate de amor, de paz, ríete. Si cada día te permites más y más sentir y dar amor, estar en paz, alejarte del conflicto, reírte de ti, de todo, buscarle un lado ligero, divertido no trágico. El miedo y lo negativo comienzan a salir de tu vida. Esto te da la calma de poder ver todo lo que te pasa tal cual es, sin el engaño del miedo, con la fuerza de la paz de la confianza en ti y de que todo está bien.
